Nuestra encargada de Vinculación con el Medio y médico veterinaria, Isabel Maldonado, repasa los principales factores que se deben considerar a la hora de realizar una eutanasia a una mascota.
Eutanasia proviene del griego eu (bien) y tanatos (muerte), que significa «buen morir»: de forma suave, indolora, sin agonía. Se usa como procedimiento clínico positivo para ofrecer a pacientes y dueños una última alternativa de paz y tranquilidad. La eutanasia no es una solución a los problemas; su finalidad es terminar con un sufrimiento irremediable cuando ya se agotaron las alternativas médicas. La eutanasia no debe considerarse como un fracaso terapéutico, sino como el triunfo de la racionalidad sobre la subjetividad, de la búsqueda de una opción para aquellos casos en los que no hay alternativa para curar o aliviar el sufrimiento de un animal. Por tanto, constituye realmente un acto clínico que se desarrolla en tres tiempos.
PRIMER TIEMPO: antes de la eutanasia, cuándo considerarla:
Nosotros como médicos veterinarios tenemos un deber como asesores y defensores de los derechos del animal, y de referente para los propietarios, aconsejando e informando sobre el proceso de eutanasia, sobre alternativas de procedimientos (curativos, paliativos), sobre los costos de una u otra opción (costos monetarios, físicos y emocionales) y ayudando definir el momento correcto para realizarla. Para entregar toda la información necesaria, se debe realizar un examen clínico completo con el fin de llegar a un diagnóstico preciso y así estimar un pronóstico, dentro del cual se deben evaluar los posibles tratamientos, costos y disposición de los propietarios.
SEGUNDO TIEMPO: procedimiento de eutanasia
Lo primero que se hace es la administración de anestesia intramuscular, para provocar un plano anestésico de inconciencia e insensibilidad, tal como en casos de cirugía. Cuando se evalúa el plano anestésico y se garantiza que el animal esté efectivamente en ese estado, se administra de forma intravenosa un anestésico a dosis altas que en pocos segundos hace efecto en cerebro, corazón y pulmones, espaciando cada vez más un latido del corazón de otro; una respiración de otra, hasta que finalmente, nunca llega el siguiente latido, ni la siguiente inspiración, y el animal finalmente fallece sin sentir stress ni dolor.
TERCER TIEMPO: después de la muerte ¿Tomé la decisión correcta?
Si el veterinario ha planteado la opción de eutanasia, es porque esta opción desde un punto de vista experimentado ya es ética y válida, por lo que no deberías tener remordimientos en cuanto a la decisión tomada o el momento de la misma.
No te martirices, es extremadamente difícil tomar una decisión así. Son situaciones muy estresantes que se toman bajo mucha presión y en condiciones emocionales muy duras y contradictorias.
Lo importante es saber que tu intención con la mascota siempre fue la mejor y debes recordártelo una y otra vez reviviendo todos aquellos momentos en que hiciste feliz a tu mascota, todo aquello que hiciste por ella para que el luto por su muerte no se vea manchado por remordimientos innecesarios.