Con catorce años de existencia, el Voluntario de Hipoterapia de la Universidad Austral de Chile desarrollado conjuntamente por las Facultades de Medicina y de Ciencias Veterinarias, se encuentra hoy día oficialmente adscrito como Programa a la Dirección de Extensión de esta casa de estudios superiores.
Este importante hito, no sólo otorga un reconocimiento a la labor desarrollada ininterrumpidamente por sus directivos, coordinadores y voluntarios, sino que concretamente le permitirá formalizar su trabajo expandiendo así los beneficios de este tratamiento.
La Prof. Mireya Burgos, Directora del Programa, explicó que anualmente cuentan con aproximadamente 60 voluntarios, estudiantes de diversas carreras de la UACh quienes reciben cada día viernes a niños y niñas con necesidades educativas especiales en el ámbito intelectual, físico y sensorial; todos alumnos de la Escuela Especial Walter Smith y del Centro de Educación Integral San Marcos.
“Establecernos como Programa nos permite dar formalidad a nuestros procesos, por ejemplo uno de nuestros objetivos es acreditar a los voluntarios a fin de ofrecer un servicio de mayor reconocimiento que nos permita crecer en el tiempo”, sostuvo Mireya Burgos.
Respecto a los logros de esta iniciativa, la directora manifestó que ya han sido atendidos aproximadamente 280 pacientes, esto gracias a un servicio que jamás ha dejado de recibir a su población objetiva aún cuando los fondos han sido gestionados a través de proyectos concursables, tanto a nivel interno como externo.
“Hipoterapia tiene como sello el alto nivel de compromiso de sus voluntarios, quienes pese a sus responsabilidades estudiantiles no han dejado de cumplir sus tareas en el marco este proyecto”, agregó Mireya Burgos.
En esta línea, la profesional expresó que los positivos resultados de esta actividad están representados por los progresos de los niños en términos fisiológicos, psicológicos y emocionales, avances que se hacen más evidentes cuando los padres dejan de lado sus responsabilidades laborales para asistir a cada terapia.
“Independientemente que podamos realizar una encuesta de satisfacción, la retroalimentación por parte de los apoderados siempre refiere a que sus hijos han mejorado en ámbitos como el control de tronco, el lenguaje y la conducta”, dijo la Dra. Burgos.
Finalmente, respecto a los desafíos de este Programa, añadió que es posible pensar en la incorporación de la Hipoterapia como actividad curricular para carreras pertinentes, desarrollándola además como una competencia “sello” en la línea de la responsabilidad social.
La palabra Hipoterapia proviene del griego antiguo hippos, que significa caballo, y de therapeuteia que significa cuidado o tratamiento. Se define como la rehabilitación de diversas incapacidades físicas, cognitivas, sensoriales, psicológicas y sociales con la ayuda del caballo.
Su fundamento hace referencia a la transmisión del movimiento del equino hacia el paciente, desde el lomo del animal hacia el tronco de la persona. El movimiento es multidimensional y similar en su desplazamiento a la marcha del ser humano, por cual la persona reacciona a los variados estímulos del caminar rítmico del caballo favoreciendo su mejora en el tono muscular, la postura, el equilibrio y la coordinación. Del mismo modo, posee efectos positivos desde el punto de vista cognitivo, conductual, comunicacional y social.
Yenifer Faundez, madre de Bastián Astete de nueve años quien posee una parálisis cerebral y hemiplejía de sus extremidades inferiores reconoce ampliamente los beneficios de este tratamiento. “Mi hijo asiste a Hipoterapia hace cuatro años y al principio él no tenía control de tronco por lo cual era muy difícil que mantuviera el equilibrio; hoy día el Bastián se puede sentar en la cama y en los sillones de la casa sin ningún problema y además puedo decir que está mucho más estimulado cognitivamente”, manifestó la apoderada.
Igualmente, la docente de la Escuela Especial Walter Smith, Fresia Moll, expresó que esta se trata de una terapia con efectos comprobados y muy efectivos. “No sólo adquieren mayor control de su cuerpo, sino que las mejoras pueden observarse en el trabajo pedagógico realizado en el aula”, indicó la profesora.
Desde el punto de vista de los voluntarios que integran esta iniciativa, la Prof. Marianne Werner, también directiva del Programa, indicó que la labor de los estudiantes participantes es fundamental para el éxito de la terapia ya que son ellos los encargados de contribuir en las sesiones estimulando a los pacientes, velando por su seguridad y la correcta realización de los ejercicios en cada sesión.
En esta línea agregó además que ser parte de un grupo voluntario contribuye a su formación profesional pero fundamentalmente les permite desarrollarse como personas responsables socialmente. “Es un orgullo que Hipoterapia haya logrado funcionar a través del tiempo y hoy se esté consolidando como una instancia que fomenta la responsabilidad social dentro de la Universidad Austral de Chile. Aquí los alumnos pueden hacer amigos, trabajar con animales y desarrollarse como humanos”, enfatizó.
Nicolás Muñoz, estudiante de Medicina Veterinaria y voluntario 6 años de Hipoterapia, considera a esta tarea un aporte tanto desde el punto de vista profesional como social. “Acá aprendí de los niños y sus padres que sin importar las imitaciones que tengan se puede salir adelante, sólo se requiere esfuerzo; que los problemas se hacen más pequeños si nos apoyamos entre nosotros y nos comprendemos como pares”, finalizó.